El verano y las gallinas: cuidados especiales para garantizar su bienestar

Publicado el 26 de junio de 2024, 20:21

A menudo nos inquietamos, equivocadamente, por el frío que puedan pasar nuestras gallinas en invierno. Solo en casos excepcionales en cotas altas donde hay nieve y hielo es cuando el frío nos debe preocupar.

Con las olas de calor que estamos viviendo, que se repiten y ya empiezan a formar parte de el clima peninsular, debemos preocuparnos por nuestras aves y cuidarlas más de lo habitual.

En países como Francia, Alemania o Países Bajos donde sus veranos son más suaves las gallinas no sufren tanto, a diferencia de España donde la mayoría de las regiones son muy calurosas y en los meses de verano llegamos a temperaturas muy altas. El calor y las altas temperaturas, y no el frío, son los que suponen un riesgo real para las gallinas.

Síntomas de calor en las gallinas

Cuando una gallina sufre estrés por calor podrás observar un par de síntomas inequívocos:

  1. Alas separadas; verás que abren un poco las alas, separándolas del cuerpo, para que el aire pase y las refresque un poco.

   2. Abrir y cerrar el pico constantemente y jadeos; también verás que abren y cierran la boca y jadean para regular la temperatura corporal.

Otros síntomas; también es habitual que estén más apáticas, coman menos, pongan menos huevos e incluso las barbas y la cresta estén más pálidas. Son síntomas que podrían indicar otro tipo de enfermedades pero que pueden deberse simplemente al calor.

¿Cómo combaten el calor las gallinas?

La temperatura que las gallinas están cómodas se sitúa entre 14º y 26º, superados los 30º, las condiciones se empiezan a complicar y necesitan nuestra ayuda para pasar esta difícil situación sin sufrir excesivamente.

A pesar de lo que se cree, las gallinas no están totalmente indefensas frente al calor, las plumas, que forman un colchón de aire, sirven de regulador de la temperatura tanto para el frío como para el calor. Otro aspecto importante es el color del plumaje, el blanco refleja el calor y el negro lo absorbe; deberás tenerlo en cuenta antes de elegir tus próximas gallinas.

Además, al no tener glándulas sudoríparas, se refrescan mediante el jadeo, que puede hacernos pensar o temer que la gallina esté sufriendo, pero no es así. Lo hacen para reducir su propia temperatura corporal y de forma instintiva reducen su alimentación y comen mucho menos que durante otras épocas del año.

Otra consecuencia del calor extremo es que además de la reducir la puesta, el hecho de comer menos provoca una bajada en el peso y tamaño de los huevos y empeora la calidad de la cáscara, se vuelve más frágil. También las claras de los huevos salen más liquidas en comparación a otras épocas del año.

Si vivimos en el sur de España o zonas de interior donde en los meses más calurosos, como julio y agosto, es habitual alcanzar o superar los 35º/40º, debemos llevar a cabo una serie de acciones para ayudar a que las gallinas pasen mejor los sofocos de verano. Su autodefensa tiene límites, debemos adaptar y aclimatar nuestros gallineros para garantizar su bienestar.

Consejos para proteger a tus gallinas del calor extremo

En condiciones muy extremas es cuando la calidad del diseño y los materiales del gallinero es más importante. Debe estar fabricado con materiales aislantes, también debe estar perfectamente ventilado y debe tener perchas para que las gallinas puedan descansar bien y sentirse protegidas de los depredadores por las noches. Los ponederos deben estar oscuros y a la sombra. Los bebederos también para que el agua no se caliente, y los comederos para que el pienso se mantenga en buen estado y no se estropee con el sol. Si es necesario, no dudes en colocar una lona o malla de sombreo para garantizarles algunos sitios con buena sombra. Cuantas más sombras tenga nuestro gallinero durante el verano, mejor estarán nuestras gallinas.

Si tenemos un patio o un pequeño terreno con uno o más árboles o arbustos, en verano es cuando más lo van a apreciar las gallinas. Si son árboles de hoja caduca mejor aún, ya que en invierno caerán las hojas y les dará el sol para no tener frío y en verano brotarán nuevas hojas y les dará sombra además de frutos si son árboles frutales cómo la higuera o árboles como la morera. Al pie de los árboles, las gallinas disfrutarán de un poco de fresco y se darán baños de tierra. 

Con temperaturas muy altas la hierba de nuestros gallineros estará muy seca, por lo que es necesario regar de vez en cuando para que nuestras gallinas dispongan de hierba fresca. También les podemos dar restos de comida refrescante como melón, sandía, pepino, calabacín, tomate…

El agua será una cosa esencial durante el verano en el gallinero. Tiene que estar siempre limpia y fresca; y en días de mucho calor, tendremos que renovarla varias veces para que no se caliente. Si por algún motivo vamos a estar todo el día fuera o hace un calor excesivo, se pueden poner algunos cubitos de hielo para mantenerla bien fresca durante más tiempo. Los bebederos deben limpiarse perfectamente para evitar que se desarrollen las bacterias, y debemos colocarlos en zonas de sombra y en sitios muy ventilados.

Por último, recuerda que la limpieza y la desinfección del gallinero es algo esencial para la salud de nuestras aves y para disfrutar de esta afición sin complicaciones. Y más aún durante el verano, ya que el calor va a secar más rápido las heces y estas desprenden menos amoníaco, pero debemos continuar limpiando en profundidad nuestros gallineros para reducir al mínimo los riesgos. Además, si no se limpia, al llegar el otoño con las primeras lluvias lo empaparan todo y a parte de oler mal se darán las condiciones perfectas para que se acumulen gases como el amoníaco, se desarrollen bacterias y que tengas muchos más problemas… Entonces las gallinas podrán enfermar y en el peor de los casos, morir.

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